El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente.
Salmos 91:1

Desde su inicio este hermoso y alentador Salmo, escrito por Moisés, nos insta a vivir al abrigo de Dios; lo interesante es, que esto lo podemos leer también en Éxodo 33:21 “Y dijo aún el Eterno: He aquí un lugar junto a mí, y tú estarás sobre la peña”.

Claramente el Eterno, nuestro Dios, nos quiere conscientes de su existencia, que busquemos acercarnos a Él y que nuestro hábito sea estar en Su presencia.  Hemos aprendido del Salmo 133, que habitar es compartir en un mismo lugar, pero solo se llega a la bendición de Dios, mediante la armonía y ésta proviene del estar juntos, esto es, conocerse y sentirse cercanos, es interesarse por el otro, a un nivel personal de unidad.

Entonces entendemos que, únicamente conociendo a Dios, podremos atraer a nuestra vida material, la protección de Él, quien todo lo puede, quien nos hace estar seguros aun cuando todo sea adverso, esa confianza nace al estar en su presencia constantemente.

Este es un Salmo de protección para aquellos que buscan conocer y desear estar junto a Dios a cada instante; por lo tanto, no debemos detenernos o aplazar el momento de buscar aprender, pues solo al conocerlo, sabiendo y cumpliendo sus mandamientos y estatutos, es que podremos habitar junto a Él y con ello alcanzar Sus promesas, Sus cuidados y protecciones, porque es ahí, cuando estaremos realmente morando bajo la sombra del Omnipotente.

Sigamos fielmente el camino que Dios trazó para nuestro beneficio, construyendo paz con nuestros pensamientos, palabras y acciones de bondad y justicia, buscando habitar al abrigo de Dios.

 

Que Dios nos bendiga y que podamos construir paz diariamente.

Ofrendas

Proverbios 3:9 
Honra a Dios con tus bienes,
Y con las primicias de todos tus frutos;

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